El edificio se integra en un conjunto de antiguas “bordas” de piedra desocupadas, las dota de vida y las rodea de espacios habitables escondiéndose en la ladera del límite urbano. Las habitaciones y el comedor discurren acompañados por unos muros irregulares enterrados en la pendiente del terreno.

El edificio se integra en un conjunto de antiguas “bordas” de piedra desocupadas, las dota de vida y las rodea de espacios habitables escondiéndose en la ladera del límite urbano.

Las habitaciones y el comedor discurren acompañados por unos muros irregulares enterrados en la pendiente del terreno. Todos los materiales son ecológicos, la estructura de muros de carga de bloque cerámico, los forjados de madera aserrada, los aislamientos de lana de oveja y cáñamo. Se construye una gran cubierta ajardinada extensiva con lucernarios que captan la luz de sur-este.

Las bordas se mantienen, se rehabilita su estructura de madera y se las dota de instalaciones que las hacen habitables. La calefacción se resuelve mediante caldera de biomasa.

Todo el conjunto esta obsesivamente aislado y se cuenta con gran inercia en el interior de las estancias lo que confiere un confort natural en todas la épocas del año, con el mínimo impacto ambiental.