Para ello se demuelen los tabiques centrales del local dejando la vivienda en un único espacio abierto a la calle a este y a un jardín interior a oeste.

De esta manera la luz natural penetra hacia el interior y se favorece la ventilación natural cruzada. El dormitorio se ubica a la entrada de la vivienda circundado por una mampara de vidrio traslúcido que permite el paso de la luz de la mañana a través suyo.

En el resto del espacio se suceden los usos adivinados por el mobiliario…

Una gran luminaria orgánica se enreda a lo largo del gran paño de pared de la sala incitando al recorrido de toda la estancia.

Las luces natural y artificial juegan, se entremezclan y recorren los rincones de la vivienda haciendo los espacios acogedores, magnificando la altura y creando a su vez recodos donde pararse y permanecer.

Con el fin de minimizar la obra, se coloca un pavimento continuo de microcemento que unifica los pavimentos preexistentes y se reviste con el mismo material los alicatados de cocina y baño.